Sin mi niña...

Se me hace raro poner algo en el blog yo solito,
sin tener a mi niña a mi ladito... Hehe!

Desde que Laura se ha vuelto para España no ha parado de llover. Estara triste el tienpo? Bueno, llover, nevar para que los autobuses y aviones lleguen tarde, y helarse las tuberias del albergue de Portland, encharcar la habitacion a las 5 de la madrugada.

Despues de todo esto, el miercoles 17 de dic. por la tarde, por fin llegue al programa. Desde entonces he estado con los restantes 3 educadores (Ben, Katherine y Rachelle) y terapeutas de formacion. Hemos decidido la ruta, hemos empaquetado las mochilas de los niños, nos han explicado la historia de cada niño, hemos visto un poco el planteamiento terapeutico, hemos preparado los reabastecimientos y nos lo estamos pasando en grande!

Finalmente son 5 adolescentes. Cuatro chicos + 1 chica (pobreta!)... Nos vamos el domingo 21 de diciembre. Que ganas tengo! Volvemos el 10 de enero! Luego un par de dias de evaluacion... Este es un video del programa, bueno, sumadle la nieve que ha estado cayendo, restadle todo lo de escalada, rafting y caballos y os podeis hacer una idea de lo que voy a hacer aqui...





Como veis, no habra manera de conectarse a internet durante esos dias, por lo que no pondre nada en el blog previsiblemente hasta el 15 de enero... La sorpresa va a ser desde donde!

A Laura le quiero dedicar esta version del Fantasma de la Opera... Ahora entiendo un poco mejor la historia del musical (porque viene con subtitulos), hehe!





Por cierto Laura y yo vimos muchas ardillas durante nuestro viaje juntitos, por eso me ha parecido apropiado...




Os dedico este video y os deseo una... Feliz Navidad a todos!!! Fins Pronte!!!

Y para acabar, algo filosofico...

Fui a los bosques porque quería vivir deliberadamente, enfrentarme sólo a los hechos esenciales de la vida y ver si podía aprender lo que la vida tenía que enseñar, y para no descubrir, cuando tuviera que morir, que no había vivido. [...] Quería vivir con profundidad y absorber toda la médula de la vida, vivir de manera tan severa y espartana como para eliminar cuanto no fuera la vida y reducirla a sus términos inferiores y, si resultaba mezquina, coger toda su genuina mezquindad y hacerla pública al mundo; o, si era sublime, saberlo por experiencia y ser capaz de dar cuenta de ello en mi próxima excursión.

D. H. Thoreau, Walden